Helena Fernández Gil Hierro Jiménez

Sabes q nunca he conseguido aprenderme más d esos. Hay algún Fernández mas, Romeo, Las Heras, y bastantes más q no recuerdo. Pero hay cosas q sí recuerdo, cada día. Como aquellas tardes q pasábamos metidas en el txiringuito, haciendo... nada realmente. Recuerdo q una d ellas (no recuerdo la fecha exacta, xq son demasiadas fechas buenas para recordar, incluso para mi) decidimos q había sido el mejor día d nuestras vidas. Y tb recuerdo la mala leche q se te ponía cuando me daba un ataque d risa, d esos incontrolables e histéricos, q no te creas, me siguen dando, pero con mucha menor frecuencia. Y recuerdo ese mítico partido d ping-pong con una pelota d papel y dos libros, utilizando las camas d tu cuarto como red. Y las tardes tristemente finitas q pasábamos en la habitación d tu hermano, a oscuras, pasando miedo. Diciéndonos "He visto la mano d Freddy Krueger, en serio!!!", y oyendo el tic-tac d su reloj gigante d pared. Y las historias q nos montábamos haciendo q el "Quién es quién" era una máquina d escribir. Y la casa q nos hacíamos con la silla y la mesa d tu hermano, y una manta. Nada más q una manta!!! Y pasábamos la tarde entera en otro mundo. Y cuando nos echábamos pegamento en la mano (d ese q venía en un tubo transparente con dosificador dentado, rosa fosforito!!!) para q cuando viniera mi padre a buscarme no pudieran separarnos. Nunca funcionaba. Pero da igual, xq nunca nos separamos. Y cuando subíamos a jugar a Etxebarria, y hacíamos como si fuéramos vaqueros, y yo a veces era el humo d la locomotora. El otro día fue estupendo. Encontrar tantas cosas q te remueven x dentro tiene mil veces más importancia si es contigo. Xq las historias compartidas son mucho mejores, siempre. X eso cuando tienes un buen sueño lo cuentas. Y no se lo cuentas a cualquiera. Xq el enfado más largo q hemos tenido duró una semana, y fue totalmente absurdo. Xq hemos convivido y ha sido incluso mejor d lo esperado. Xq d pequeñas siempre decíamos q íbamos a vivir juntas e íbamos a ser vagas. Una d las 2 premisas la llevamos en la sangre (pero no se d quién la hemos heredado, ninguna d las 2) y la otra la cumplimos. Sin dudarlo un segundo, volvería a sentarme en tu sitio.