Carta de Marta

Me encanta escribir cartas. Me tranquiliza, y me hace sentir q estoy con la persona a la q se la escribo. Desde hace unos años he perdido la buena costumbre de hacerlo, pero voy a intentar retomarla. El problema es q mis dedos ya no recuerdan qué hay q hacer con el boli, sólo teclean. Y los estanqueros cada día son más antipáticos. Además mientras escribes una carta conviven en tí dos sensaciones opuestas: la primera, y predominante, es el bienestar q se siente cuando estás con alguien q te importa, xq sólo escribo a gente q me importa, y como ya he dicho, al escribir me siento como si estuviéramos juntos. Pero x otro lado, el cerebro trabaja mucho más rápido q los dedos, y sientes la impotencia d tener q tomarte tu tiempo para plasmar lo q quieres decir, cuando piensas q quizá en vivo con una mirada bastase. Quizá. Una vez escribí una carta d 30 y pico hojas (35?, no recuerdo), no folios, sino hojas cuadriculadas, d las d archivador. X supuesto, fue para Helena. La echaba tanto d menos q necesitaba sentir q estaba con ella casi las 24h dl día. Pobrecita, leerla debió ser una tortura. No lo he vuelto a hacer, no xq ya no la eche d menos, sino xq ahora aguanto más la tristeza, no me hace tanta falta darle rienda suelta x ríos d tinta. Ahora, d vez en cuando, tecleo algo rápido. Cuando me da un pinchazo el corazón.